Para que las relaciones funcionen, es necesario esforzarse sin sacrificio.
¿Cuál es la diferencia?
Nos esforzamos cuando lo que hacemos por la relación suma:
- Guardo un espacio del día para la relación.
- Comunico mis sentimientos, aunque me resulte difícil.
- Gestiono los problemas con mi pareja si fuera de mi equipo y no mi enemigo.
- …
Nos sacrificamos en la relación cuando lo que hacemos resta a nuestra vida, siendo el motivo el bienestar de mi pareja:
- Dejo de salir con mis amigos/as y evito nuevas amistades.
- Ya no hago las actividades que siempre me han resultado gratificantes.
- Mantengo relaciones sexuales por complacer a mi pareja y no porque tengo ganas.
- “No me haces sentir bien, pero sigo por amor”.
Está claro que al principio de las relaciones todo parece que fluye, pero cuando pasa esa fase de enamoramiento… ¡Toca esforzarse! ¿Cómo podemos hacerlo?
- Los pequeños detalles cuentan. Un abrazo inesperado o esperado, una nota cualquier día, un comentario que agrade cuando nuestra pareja no está teniendo un buen día, preparar un desayuno especial…
- Dedica tiempo a la intimidad (y no sólo sexual). Exponer los sentimientos de vez en cuando y hablar de cómo os sentís en ese momento, recordad vuestros puntos fuertes como pareja y cuáles son los objetivos que os unen.
- Gestionar sin dañar. En algunas ocasiones vemos a nuestra pareja como una diana donde lanzar dardos en lugar de mirarla como fuente de apoyo con la que debes gestionar lo que está pasando.
Tener consciencia de cómo es la relación y qué cosas hace cada parte de la pareja para que funcione, ayuda a fortalecer lo que siempre estará en continua construcción.